
La semana pasada, luego de una reunión de trabajo, me fui de vacaciones a la costa. Visité familias amigas, gente querida que alientan a caminar. También hice nuevos amigos y amigas en el hostel. De lugares tan cercanos como lejanos. Desde Bernal, egresado de mi mismo colegio, hasta Nueva Zelanda. Desde Avellaneda y Ramos Mejía hasta Inglaterra, USA, Canadá y España. Una experiencia bonita de encuentros y re-encuentros. Canciones, comidas, charlas y salidas. Una forma de descansar cambiando de actividad.
También nos encontramos con la socia, con Clari. Y pensando en ella, es que les propongo otra vuelta de tuerca. Nosotros decimos que lo primero que sirve es nuestra vida. Y es esta vida, esto que nos pasa lo que queremos poner a disposición para compartir sentires, compartir pensares, partir acciones.
Para terminar por hoy quería contarles la razón de la foto. Es con ellos que estamos viviendo una experiencia comunitaria. Ya hace un año que lo venimos haciendo, encontrándonos una vez por mes para contarnos cómo estamos y cómo queremos seguir. Está muy bueno. Nos invita a vivir mejor. Y juntos. Un gran desafío. Viejo y Nuevo a la vez.
Y como el Evangelio del domingo, en el cual, con la sencillez y profundidad de Marcos, toda la misión de Jesús es una Vida Plena ofrecida a tod@s. Desde lo oculto, desde «lo secreto». Y quizás, como dice una amiga entrañable, habrá que volver a las catacumbas para volver al evangelio del Dios de Jesús. Y allá vamos.
Abrazo de gol de verano.
Hasta la próxima.
Diego