Hola!!! Les cuento que el pasado fin de semana compartí con varios animadores de la casa un encuentro para poder conocernos, compartir, acercarnos. Participamos animadores de Mallin, Oratorio, La Murga “Siempre Alegres” y del Bata. Básicamente fue un espacio lleno de tiempo libre, con el sentido de descansar, luego de un mes y medio de viajes con los jóvenes de distintos grupos. Al principio me sentía medio desorientado, ya que no estamos acostumbrados a no tener horarios que cumplir o planificación que seguir. Pero tanto tiempo libre venia acompañado con un secreto fundamental para la convivencia.
Y así fue… Solo tuvimos dos momentos de encuentro, uno el sábado por la tarde y el otro fue la celebración, el domingo. Comencé la convivencia muy tranquilo y con expectativas de descansar. Pero para mi sorpresa, me encontré con varias cosas inesperadas. Caí en la cuenta de cuantas veces solo nos preocupamos por nuestras propias metas, nuestros problemas, nuestra vida, nuestra felicidad. Y no sabemos ver. Oír o tocar la respuesta a todo esto… El Prójimo. Nuestros amigos, compañeros, hermanos, padres, familiares, educadores y sobre todo nuestros jóvenes.
Pero estamos tan preocupados por el fin o el resultado, que pasamos delante de nuestra respuesta y no nos damos cuenta de que ella esta allí. Esto pude reconocerlo, al ver que entre los grupos de nuestra casa salesiana no nos sabemos ayudar, no reconocemos los dones y virtudes de nuestros compañeros, aun estando en nuestra misma comunidad de animadores, nos preocupamos mas por quien tiene mas integrantes en el grupo y no por lo que les brindamos, por quien es el mejor, sin caer en la cuenta que cada grupo es solo una herramienta para poder llegar a una misma meta, un mismo lugar, una misma persona, llegar a Dios a través de nuestros jóvenes.
Comprendí que las herramientas para las metas de mi vida me las regalan ellos, que las respuestas a todos mis problemas son formuladas por ellos, que mi vida esta dentro de ellos y mi felicidad es gracias a ellos. Siempre sostuve un concepto de mi felicidad, que en esta convivencia puede afianzarlo mas y se las quiero compartir. Busco mi felicidad en la felicidad de las personas que me rodean, regalo hasta lo que no tengo para poder llenar de sonrisas los rostros que me rodean y que sean ellos mismos los que me las contagien al mió. Que regalo mas lindo que el rostro de un joven lleno de felicidad…
Trato de cumplir esto, aunque varias veces fracasó, pero lo vuelvo a intentar. Volví descansado, renovado, con ganas de seguir trabajando pero sobre todo, volví habiendo reconocido esto que les cuento. Haciendo una pequeña evaluación, siento que en esta convivencia hemos encendido en motor del MJS de nuestra casa salesiana. Surgieron propuestas, compromisos, iniciativas, pero insisto, pudimos reconocernos…
Me siento con ganas de apostar aun más por el sueño de Don Bosco, por el Oratorio, por los jóvenes, por el bata, por el MJS. Siento mis baterías cargadas para empezar un nuevo año lleno de compromisos y esfuerzos; y sobre todo una fuerte responsabilidad para hacer posible que nuestro MJS crezca, se una y trabaje solo y para los jóvenes…
Nuevamente disculpen la extensión.
Abrazo desde el cariño de nuestros pibes…
Nelson - Bat 51-
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