“El ser humano no puede obtener plenitud y vida por la observancia de una Ley, sino por la capacidad de amar que completa su ser. Sólo con personas dispuestas a entregarse hasta el fin puede construirse la sociedad verdaderamente justa, humana y humanizadora. La Ley no elimina las raíces de la injusticia. Por eso, una sociedad basada sobre la Ley, no sobre el amor, nunca deja de ser opresora, codiciosa e injusta”.
Leí esto como fragmento de un comentario al evangelio del próximo domingo y me dejó pensando… ¿Qué estoy haciendo por una sociedad humanizadora? Un evangelio, mi vida, mi presencia, que sea signo de esa liberación. ¿Cómo? Me queda la pregunta. Lo seguiré pensando. Quizá, si lo ponemos a rodar, y nos ponemos a pensar nuestra vida cotidiana a la luz de esta pregunta, quizá, quien sabe, podamos ir construyendo juntos un esbozo de respuesta.
Lanzado el desafío, allá vamos.
Abrazo de gol.
Diego
Leí esto como fragmento de un comentario al evangelio del próximo domingo y me dejó pensando… ¿Qué estoy haciendo por una sociedad humanizadora? Un evangelio, mi vida, mi presencia, que sea signo de esa liberación. ¿Cómo? Me queda la pregunta. Lo seguiré pensando. Quizá, si lo ponemos a rodar, y nos ponemos a pensar nuestra vida cotidiana a la luz de esta pregunta, quizá, quien sabe, podamos ir construyendo juntos un esbozo de respuesta.
Lanzado el desafío, allá vamos.
Abrazo de gol.
Diego
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