viernes, 17 de octubre de 2008

SIEMPRE


Cuando es verdadera, cuando nace de la necesidad de decir, a la voz humana no hay quien la pare. Si le niegan la boca, ella habla por las manos, o por los ojos,
o por los poros, o por donde sea.
Porque todos, toditos, tenemos algo que decir a los demás, alguna cosa que merece ser por los demás celebrada o perdonada. E.Galeano



Sigo esperando palabras, propias y ajenas, que me cuenten qué es lo que pasa, cómo seguir, qué hacer junt@s.
LA PALABRA. Genera, cambia, devuelve, mata, renueva, enaltece, protege, acompaña.

Esta semana escuché, pregunté, busqué, esperé palabras. En un tiempo de cambio epocal, crisis mundial, grupal, personal, la incertidumbre y la frustración por lo perdido me está jugando una dura pulseada. La estoy peleando. Sé que se viene algo mejor. Está amaneciendo aunque la oscuridad aún es mucha. Esperando al alba, confiando en que poniendo el corazón y cada paso en la huella del camino que se va abriendo seguiré caminando.

Fijénse en el regalo de este domingo:

Los fariseos se reunieron entonces
para sorprender a Jesús en alguna de sus afirmaciones.
Y le enviaron a varios discípulos con unos herodianos, para decirle: «Maestro, sabemos que eres sincero y que enseñas con toda fidelidad el camino de Dios, sin tener en cuenta la condición de las personas, porque tú no te fijas en la categoría de nadie. Dinos qué te parece: ¿Está permitido pagar el impuesto al César o no?»
Pero Jesús, conociendo su malicia, les dijo:
«Hipócritas, ¿por qué me tienden una trampa? Muéstrenme la moneda con que pagan el impuesto».
Ellos le presentaron un denario.
Y él les preguntó:
«¿De quién es esta figura y esta inscripción?»
Le respondieron: «Del César»
Jesús les dijo:
«Den al César lo que es del César, y a Dios, lo que es de Dios».

El evangelio me sostiene. Lo hizo en el pasado, lo hará en el futuro. Siempre.

Hasta la próxima.
Un abrazo de gol superclásico.
Diego

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