Un nuevo TEMPLO

“Él sabía qué había en el interior del hombre”. Al leer esta frase en el evangelio del próximo domingo, enseguida lo relacioné con lo que me viene pasando esta semana. Ponerme en contacto con lo más íntimo de mí. Conectarme con mis emociones, salir del discurso habitual y preparado y encontrarme. Ir construyendo un vínculo que me cure, regalarme un espacio para descubrirme y ahí, en el silencio y con la palabra, escuchar mi propia voz y mi verdad.

El martes les escribía que la vida y la muerte danzan, bailan armoniosamente alrededor nuestro. Y es así, continuamente. Procesar esto que me pasa es ir bailando, moviéndome con ritmo. Con el ritmo de la vida cotidiana. Es ir develando lo que pugna por salir. Desde los sueños, desde el fallido, desde la mirada, desde el abrazo, desde el dolor, con amor y ternura, paciencia y ansiedades por lograrlo.

A la vez y todo junto, poniendo un paso tras otro en la huella que se va abriendo, con sorpresa, en el camino inédito que voy recorriendo.
Allá vamos, creyendo en la palabra pronunciada y en los signos del Resucitado para levantar un NUEVO TEMPLO en tan pocos días.

Aún sin comprender del todo lo que me pasa, sigo, apostando x la Vida.


Hasta el abrazo.
Diego