

Nos encontramos hoy en el sueño de poder compartir algo de nuestra experiencia exploradoril, algo de lo que nos hace sentir “distintos” en la aventura de vivir en este estilo de vida…
Lo primero que viví en Explo fue hace un buen tiempo. En una convivencia de Soles, el testimonio de Gabriel que decía qué era el Bata para él. “una soga que me sostuvo, que me unió, que no me soltó”. Yo me quedé con esto de la soga. Unos años más tardes, releyendo el Principito, me encontré con que domesticar es crear lazos. Y lo relacioné. Y lo usamos en el campamento de invierno. Y me quedó. Hace poquito fui descubriendo que vínculos es lazo-nudo-soga. Y todo eso es la experiencia exploradoril. Y no sólo esto, claro. Pero, quizá, sea algo importante. Al menos para mí. Y es lo que quiero cultivar. Con pasión. Poder cultivar vínculos sólidos, intensos, que den vida.
Mi experiencia exploradoril viene desde hace tiempo. Yo diría que formó lo que hoy es la vocación docente tan maravillosa y desafiante que vivo. Y tan emocionante como las palabras del zorro al Principito cuando le explicaba que es esto de domesticar, así fueron mis años en el bata. Hay algo de lo que nunca me olvido, y es que nunca hice experiencia exploradoril sola, siempre estuve acompañada, siempre. Y es que es ese lugar donde pude ser yo, donde pude amar y donde pude confiar en otr@s, que verdaderamente me salvaron la vida. Y así me siento hoy en el bata, descubriendo, sintiendo, soñando, buscando, amando, encontrando y todos los gerundios que se me ocurran.
Y como cantamos una tarde: “¡la vida nos empuja y siempre pide MÁS!”, nos pide que sigamos en esta aventura de complicidad soñando juntos que es posible construir un mundo nuevo animados por el soplo del Espíritu.
Este es nuestro regalo. Nuestro primer ensayo de escribir junt@s. Quizá es el inicio en esto de amar el tiempo de los intentos. Y allá vamos. Y vamos para SER MÁS!
Lo primero que viví en Explo fue hace un buen tiempo. En una convivencia de Soles, el testimonio de Gabriel que decía qué era el Bata para él. “una soga que me sostuvo, que me unió, que no me soltó”. Yo me quedé con esto de la soga. Unos años más tardes, releyendo el Principito, me encontré con que domesticar es crear lazos. Y lo relacioné. Y lo usamos en el campamento de invierno. Y me quedó. Hace poquito fui descubriendo que vínculos es lazo-nudo-soga. Y todo eso es la experiencia exploradoril. Y no sólo esto, claro. Pero, quizá, sea algo importante. Al menos para mí. Y es lo que quiero cultivar. Con pasión. Poder cultivar vínculos sólidos, intensos, que den vida.
Mi experiencia exploradoril viene desde hace tiempo. Yo diría que formó lo que hoy es la vocación docente tan maravillosa y desafiante que vivo. Y tan emocionante como las palabras del zorro al Principito cuando le explicaba que es esto de domesticar, así fueron mis años en el bata. Hay algo de lo que nunca me olvido, y es que nunca hice experiencia exploradoril sola, siempre estuve acompañada, siempre. Y es que es ese lugar donde pude ser yo, donde pude amar y donde pude confiar en otr@s, que verdaderamente me salvaron la vida. Y así me siento hoy en el bata, descubriendo, sintiendo, soñando, buscando, amando, encontrando y todos los gerundios que se me ocurran.
Y como cantamos una tarde: “¡la vida nos empuja y siempre pide MÁS!”, nos pide que sigamos en esta aventura de complicidad soñando juntos que es posible construir un mundo nuevo animados por el soplo del Espíritu.
Este es nuestro regalo. Nuestro primer ensayo de escribir junt@s. Quizá es el inicio en esto de amar el tiempo de los intentos. Y allá vamos. Y vamos para SER MÁS!
Clari&Diego
soci@s
soci@s
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