
Gente querida:
En este tiempo, más que nunca, me fue difícil sentarme a escribir… ¿por qué? las corridas de siempre, las actividades que se multiplican, las inagotables sorpresas en el día a día, y los diversos e inmanejables sentimientos que brotan al pensar en la partida. Las corridas de siempre… repartiéndome entre el Centro de Lwena y los puestos de las aldeas, atendiendo, organizando e intentando innovar algunos servicios, asistiendo y entrenando a los enfermeros, acompañando campañas de vacunación y desparasitación, planificando y elaborando intervenciones de promoción, procurando adquirir medicamentos y material de laboratorio, manteniendo y estableciendo relaciones con los sobas (caciques) de las aldeas y la salud pública central, articulando nuestros proyectos con el gobierno y otras organizaciones… haciendo sólo lo que puedo! Las actividades que se multiplican… el área de salud que atingimos se agranda!
En un año el número de consultas se ha duplicado, creció el equipo de trabajadores, muchas aldeas proveyeron casitas para el atendimiento itinerante, aumentaron los compromisos y responsabilidades. Cuando casi parecía imposible, gracias al apoyo de toda la Misión, inauguramos un Centro más! en Alto Lwena, un barrio al otro lado del río de la ciudad, que está poblado en su mayoría por retornados de la guerra.
Después de insistir y no desistir tras millones de requisitos burocráticos, conseguimos firmar un proyecto sobre prevención y diagnóstico de HIV. El SIDA es un monstruo grande para este pueblo, tiene en sus manos el inmenso poder del miedo y la ignorancia. El gobierno continúa a informar un 2,3% de prevalencia, pero los países que lindan esta provincia publican un 21%, 19% y 40%, y los movimientos migratorios durante y luego de la guerra fueron (y todavía son) cuantiosos. Un muestreo realizado a mujeres embarazadas en un pueblito cercano a Lwena resultó en una prevalencia mayor al 50%. Cada día me encuentro con gente con un temor atroz para realizar un test, y también diagnostico HIV-SIDA a numerosas personas que nunca habían escuchado hablar de ello. Es así, que este proyecto es una pequeña gran esperanza. Las inagotables sorpresas en el día a día… algunas duras, otras hermosas.
Una cantidad de fallecimientos que acontecen semana a semana, que ya no son casos anónimos, sino próximos. Y pérdidas provocadas por los hechizos, como la dislocación Agostinho y su familia (nuestro técnico de laboratorio, una persona súper valiosa en todo sentido).
Un montón de nacimientos también cercanos. Fernanda, la chica que conocí un año atrás en su propio funeral (a muchos ya le conté su historia) está embarazada! Muchas "Lorenas" que llegaron al mundo, a pesar de que un año y medio atrás era un nombre difícil de entender y pronunciar. "Kafunga", "Sehelo", nombres en chokwe que algunos decidieron darme. Y constantes gestos de cariño de la gente.
Cerraron el aeropuerto de Lwena un par de meses atrás, por esa razón viajé por primera vez por tierra a Luanda. Para los primeros 260km tardamos unas once horas, y así continuamos completando los 1300km de distancia. Mas allá de las condiciones del camino, fue una linda oportunidad para conocer otras partes del país y disfrutar de la compañía y el paisaje.
Uno de los motivos de ese viaje, era participar en un encuentro-retiro de voluntarios en Benguela. Aunque mis ganas eran muchas, las circunstancias no permitieron que pueda vivirlo como esperaba… el primer día acompañé a Romina, una voluntaria que estaba con paludismo. Al regresar, sin pasar ni siquiera una hora, P.Martín fue picado por un escorpión, y volamos a la ciudad nuevamente. Él estuvo bastante mal, permaneció internado cinco días, pero todo terminó bien. Y en fin, del retiro me retiré. Aunque hubo cambios que se hicieron notar en el principio del año, la relación con la comunidad de salesianos es muy buena. Siento una gran confianza hacia mí, lo que significa un regalo y compromiso importante. En este tiempo fue más difícil la convivencia entre voluntarios. Somos poquitos, en casa sólo tres de tres continentes distintos, y algunas diferencias de motivaciones y opciones provocaron un poco de choques y distancias. Lógicamente, esto me tocó bastante porque involucra los afectos más íntimos. Pero despacito y con empeño estamos entrando en diálogo y aceptando. A pesar de esta situación, no deja de sorprenderme los vínculos fuertes que crecen en la Misión, en una comunidad formada por personas de culturas tan diversas. Como decía, estoy entre las corridas de siempre, las actividades que se multiplican, las inagotables sorpresas en el día a día… y mi partida se avecina. Si, esa es la respuesta a los numerosos e-mails que no he contestado. Decidí regresar a Argentina y continuar a estudiar. La decisión no fue fácil, tampoco mantenerla.
Con esfuerzo, fui reconociendo que la experiencia mi "voluntariado" es una etapa que acaba, y hay que seguir andando nomás… Pero aquí hay tanto por hacer, y tanta incertidumbre frente al futuro... Sé que nadie es imprescindible en ninguna parte, pero ¡qué difícil es "dejar" cuando hay tantas necesidades! Y ya teniendo la decisión, saber que hasta hoy no se encontró otro voluntario que continúe acompañando el área de salud no me deja dormir tranquila. Son muchos los sentimientos inmanejables que me hacen estar evidentemente sensible.
El profundo DOLOR del desprendimiento… Me duele partir, pensar en dejar esta tierra, esta gente. Desprenderse duele. Sé que la Misión no es mía, pero está en el interior de mi corazón, y me siento parte de ella.
Paralelamente es inmensurable el GRACIAS que siento… Sé que apenas percibo una mínima parte de la abundancia recibida. Tampoco logro dimensionar el alcance que "Angola" tiene y tendrá en la transformación de mi Vida, como afecta y afectará el mundo de mis opciones. Es tanto, tanto, lo vivido. Y es infinito el gracias a Dios. Seguiré andando nomás… intentando adecuar el rumbo de la vida para seguir soñando. Con el cariño de siempre, un abrazo entrañable,
Lore.
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"Con el tiempo hemos comprendido que la vocación personal es una experiencia cíclica, que tiene etapas de evolución y de involución; hemos comprendido que los sueños son un ardiente reclamo, que nos impulsa, una y otra vez, a adecuar el rumbo de nuestra vida, hasta dar con las coordenadas exactas de nuestra vitalidad existencial; hasta dar con el lugar preciso donde es posible seguir soñando nuestros sueños".