
¿Como están? Espero que muy bien….
Una vez más les escribo para abrir de par en par mi corazón y contarles lo que hace bastante tiempo me viene pasando… Les pido que se tomen unos minutos para leer esto (porque va a ser un poco largo) y que de alguna manera puedan llegar a comprender la situación por la que estoy pasando…
Hace ya dos años que estoy envuelta en una situación bastante “embromada” para mí, ya que aún no encuentro una profesión a la cual dedicarme (o por lo menos, comenzar a instruirme o estudiar) que se amolde a lo que más me gusta hacer: estar disponible para los demás…
Hace un tiempo, hable (muy por encima, por cierto) con un sacerdote sobre este tema – que ya se me empezaba a tornar preocupante – y le comenté sobre lo que me gustaría hacer o dedicarme en este caso (lo cual yo lo asemejo mucho con la tan nombrada – y hasta a veces temida - “vocación”) y le dije que yo sería feliz si pudiera ayudar a la gente. Él, sin preocuparse demasiado, me contestó algo tan simple (pero a la vez, profundo) que nunca me lo había puesto a pensar: “Pero vos, en cualquier cosa que hagas o a lo que te dediques, vas a estar ayudando a la gente: el panadero hace el pan para que la gente pueda tenerlo sobre la mesa; el contador lleva las cuentas de la gente para que no se la lleven presa (jaja, por así decirlo), y así pasa con cualquier cosa que yo te pueda nombrar… La cuestión pasa por cómo o en qué te sentirías más cómoda vos: en qué ámbitos o qué aptitudes resaltan más en vos para que, desde esa perspectiva, puedas ¨ayudar a la gente¨”.
Les puedo asegurar que, desde ese momento, yo comencé a replantearme muchísimas cosas de mi vida: lo que hacía, lo que dejaba de hacer, mi trabajo, el bata, la música (porque intento tocar la guitarra – para los que no saben – y doy una mano en la misa de los domingos) en mi familia, en mi vida afectiva…. ¡HASTA QUE POR FIN LLEGUE A ESE PUNTO! Y descubrí que mi “eslabón perdido” era ese: lo afectivo… Comencé a ahondar un poco más sobre ese ítem, y descubrí que la relación con mis amigos y familia había cambiado muchísimo (para bien, obviamente) había comenzado a ser muchísimo más expresiva con ellos, a dar muestras de cariño (besos, abrazos). Los que leen esto y me conocen, sabrán por qué lo digo; y para los que no, les cuento que yo he sido [y aún lo sigo siendo, aunque intento seguir cambiando] muy poco demostrativa con la gente querida… Nunca los abrazaba, ni los besaba, ni les decía que los quería, ni nada… Sólo demostraba el afecto “estando” con la persona: escuchándolo, aconsejándolo, etc... Pero me di cuenta de que ellos también necesitaban de mí un “Te quiero” o un abrazo… ¡¡¡ME DI CUENTA DE QUE UN GESTO – EN MUCHAS OCASIONES – VALE MÁS QUE UN MILLÓN DE PALABRAS!!!!. En fin, la relación con estas personas estaba muy bien, había podido hacer un cambio y estar mucho mejor y fortalecer los lazos de amistad… Pero había algo de este punto que aún no podía “cerrar” y era el tema AMOR…
Les cuento que hace 2 años estoy enamorada (y muy consciente de TODO lo que esta palabra significa, por eso la digo) de una persona, la cual no “está disponible” para formar una relación amorosa conmigo (los que me conocen, saben de quién les hablo) y me es IMPOSIBLE sacarlo de mi corazón… A pesar de todo, yo me conformé (por así decirlo, porque no quería perderlo del todo) con sostener la amistad que teníamos, pero les juro que se me hace muy, pero muy difícil… Por algún lado leí alguna vez que “La peor forma de extrañar a alguien, es estar sentado a su lado y saber que nunca lo podrás tener” (creo, aunque puede que me equivoque, es una frase de García Márquez) y eso es lo que, al verlo y al compartir tanto con él, mi corazón siente… Y siento que se va muriendo de a poco, y se cuestiona a cada momento ¿por qué me tuve que enamorar JUSTO de él? ¿Por qué…? ¿Por qué..? Y millones de “por qué” se juntan y explotan todos juntos al momento de reflexionar sobre este tema….
Con todo esto (y volviendo al tema del principio, sobre mi “vocación”) últimamente vengo haciendo una especie de “evaluación” sobre mí misma… y descubrí que me da mucho miedo jugarme por lo que quiero: tengo miedo de golpearme fuerte, de equivocarme… y los días pasan, y los años pasan y sigo en el mismo lugar, en la misma situación, sin hacer nada por miedo a lastimarme y lastimar a otros……. Pero esta vez, y para el año que viene (ya que voy a tener 22 años) quiero tener una decisión tomada sobre “qué hacer de y con mi vida” .
Resumiendo (y concluyendo por otra parte) porque esto es lo que hoy en día está en mi corazón y en mi mente, tengo ganas de jugarme por algo que – creo – es lo mejor ( o lo más adecuado) para mí: Considerando que, hoy por hoy, no puedo sacar de mi corazón a esta persona que me llena de amor y que me hace sentir ganas de compartir TODA MI VIDA junto a él (y no creo que pueda, tampoco, “reemplazarlo” o pensar que algún día se irá este sentimiento por él y podré ser “feliz” junto a otra persona), y también que cada vez que veo algún video sobre la realidad o sobre la Obra de Don Bosco (su persona y toda su vida entregada a los jóvenes) me conmuevo muchísimo (¡ME LLEGA AL CORAZÓN! ) Estoy considerando la posibilidad de dedicar mi vida a esto, y hacer que sea el Señor el que pueda llenar este lugar que el amor de mi vida nunca lo va a poder hacer de modo concreto…..
Con lágrimas en los ojos, me despido, habiéndoles contado esto que es muy, pero muy fuerte para mí (ya que se trata de la elección que define el camino de mi vida) y espero que no les haya aburrido…. ¡¡¡Gracias por todo!!!
Iliana
Una vez más les escribo para abrir de par en par mi corazón y contarles lo que hace bastante tiempo me viene pasando… Les pido que se tomen unos minutos para leer esto (porque va a ser un poco largo) y que de alguna manera puedan llegar a comprender la situación por la que estoy pasando…
Hace ya dos años que estoy envuelta en una situación bastante “embromada” para mí, ya que aún no encuentro una profesión a la cual dedicarme (o por lo menos, comenzar a instruirme o estudiar) que se amolde a lo que más me gusta hacer: estar disponible para los demás…
Hace un tiempo, hable (muy por encima, por cierto) con un sacerdote sobre este tema – que ya se me empezaba a tornar preocupante – y le comenté sobre lo que me gustaría hacer o dedicarme en este caso (lo cual yo lo asemejo mucho con la tan nombrada – y hasta a veces temida - “vocación”) y le dije que yo sería feliz si pudiera ayudar a la gente. Él, sin preocuparse demasiado, me contestó algo tan simple (pero a la vez, profundo) que nunca me lo había puesto a pensar: “Pero vos, en cualquier cosa que hagas o a lo que te dediques, vas a estar ayudando a la gente: el panadero hace el pan para que la gente pueda tenerlo sobre la mesa; el contador lleva las cuentas de la gente para que no se la lleven presa (jaja, por así decirlo), y así pasa con cualquier cosa que yo te pueda nombrar… La cuestión pasa por cómo o en qué te sentirías más cómoda vos: en qué ámbitos o qué aptitudes resaltan más en vos para que, desde esa perspectiva, puedas ¨ayudar a la gente¨”.
Les puedo asegurar que, desde ese momento, yo comencé a replantearme muchísimas cosas de mi vida: lo que hacía, lo que dejaba de hacer, mi trabajo, el bata, la música (porque intento tocar la guitarra – para los que no saben – y doy una mano en la misa de los domingos) en mi familia, en mi vida afectiva…. ¡HASTA QUE POR FIN LLEGUE A ESE PUNTO! Y descubrí que mi “eslabón perdido” era ese: lo afectivo… Comencé a ahondar un poco más sobre ese ítem, y descubrí que la relación con mis amigos y familia había cambiado muchísimo (para bien, obviamente) había comenzado a ser muchísimo más expresiva con ellos, a dar muestras de cariño (besos, abrazos). Los que leen esto y me conocen, sabrán por qué lo digo; y para los que no, les cuento que yo he sido [y aún lo sigo siendo, aunque intento seguir cambiando] muy poco demostrativa con la gente querida… Nunca los abrazaba, ni los besaba, ni les decía que los quería, ni nada… Sólo demostraba el afecto “estando” con la persona: escuchándolo, aconsejándolo, etc... Pero me di cuenta de que ellos también necesitaban de mí un “Te quiero” o un abrazo… ¡¡¡ME DI CUENTA DE QUE UN GESTO – EN MUCHAS OCASIONES – VALE MÁS QUE UN MILLÓN DE PALABRAS!!!!. En fin, la relación con estas personas estaba muy bien, había podido hacer un cambio y estar mucho mejor y fortalecer los lazos de amistad… Pero había algo de este punto que aún no podía “cerrar” y era el tema AMOR…
Les cuento que hace 2 años estoy enamorada (y muy consciente de TODO lo que esta palabra significa, por eso la digo) de una persona, la cual no “está disponible” para formar una relación amorosa conmigo (los que me conocen, saben de quién les hablo) y me es IMPOSIBLE sacarlo de mi corazón… A pesar de todo, yo me conformé (por así decirlo, porque no quería perderlo del todo) con sostener la amistad que teníamos, pero les juro que se me hace muy, pero muy difícil… Por algún lado leí alguna vez que “La peor forma de extrañar a alguien, es estar sentado a su lado y saber que nunca lo podrás tener” (creo, aunque puede que me equivoque, es una frase de García Márquez) y eso es lo que, al verlo y al compartir tanto con él, mi corazón siente… Y siento que se va muriendo de a poco, y se cuestiona a cada momento ¿por qué me tuve que enamorar JUSTO de él? ¿Por qué…? ¿Por qué..? Y millones de “por qué” se juntan y explotan todos juntos al momento de reflexionar sobre este tema….
Con todo esto (y volviendo al tema del principio, sobre mi “vocación”) últimamente vengo haciendo una especie de “evaluación” sobre mí misma… y descubrí que me da mucho miedo jugarme por lo que quiero: tengo miedo de golpearme fuerte, de equivocarme… y los días pasan, y los años pasan y sigo en el mismo lugar, en la misma situación, sin hacer nada por miedo a lastimarme y lastimar a otros……. Pero esta vez, y para el año que viene (ya que voy a tener 22 años) quiero tener una decisión tomada sobre “qué hacer de y con mi vida” .
Resumiendo (y concluyendo por otra parte) porque esto es lo que hoy en día está en mi corazón y en mi mente, tengo ganas de jugarme por algo que – creo – es lo mejor ( o lo más adecuado) para mí: Considerando que, hoy por hoy, no puedo sacar de mi corazón a esta persona que me llena de amor y que me hace sentir ganas de compartir TODA MI VIDA junto a él (y no creo que pueda, tampoco, “reemplazarlo” o pensar que algún día se irá este sentimiento por él y podré ser “feliz” junto a otra persona), y también que cada vez que veo algún video sobre la realidad o sobre la Obra de Don Bosco (su persona y toda su vida entregada a los jóvenes) me conmuevo muchísimo (¡ME LLEGA AL CORAZÓN! ) Estoy considerando la posibilidad de dedicar mi vida a esto, y hacer que sea el Señor el que pueda llenar este lugar que el amor de mi vida nunca lo va a poder hacer de modo concreto…..
Con lágrimas en los ojos, me despido, habiéndoles contado esto que es muy, pero muy fuerte para mí (ya que se trata de la elección que define el camino de mi vida) y espero que no les haya aburrido…. ¡¡¡Gracias por todo!!!
Iliana
No hay comentarios:
Publicar un comentario