martes, 17 de junio de 2008

Carta Abierta


Carta abierta a la Sra. Presidenta de la Nación, Cristina Fernández, a la llamada "Comisión de Enlace" (FAA, CRA, RDA y Coninagro) y a la dirigencia de la oposición

Sra. Presidenta, sres. Miembros de la Comisión de Enlace y dirigentes de la oposición:

Desde hace casi 100 días, nos encontramos en medio de un conflicto que, cada vez que parece que podría encauzarse, resurge nuevamente con mayor e inusitada virulencia. Un conflicto gravísimo donde, como suele pasar, el gran perjudicado es el país. No el campo, no el gobierno, no un partido, sino "el país". Y nadie tiene derecho a olvidar que el país es mucho más grande e importante que un sector, sea este el gobierno, un partido, o el campo; porque "el país" no es el campo, no es el gobierno, no es la oposición, sino que los engloba a todos, y a todos abraza. Conflicto que arrastra a todos casi con la actitud suicida que parece decir "si caigo caemos todos", o "los demás no me interesan". Conflicto que si en un comienzo parecía plantearse casi como una contienda deportiva de "ganar o perder", ahora ya algunos lo llevan a la terrible retórica de la guerra. Y –como siempre- en medio de ese conflicto las eternas víctimas: los pobres. Los pobres del campo y de la ciudad. Del "interior" y el "puerto". Del PJ o de la oposición.

Muchísimas cosas se podrían decir, y muchas son razonables, al menos parcialmente. Pero en estos momentos parece que más que tiempo de hablar es tiempo de ver. Ver la realidad de las eternas víctimas. Y tiempo de oír. Oír su clamor de paz. Cuando escuchamos a uno u otro sector, -salvando a los energúmenos de uno u otro lado- nos parece razonable lo que dicen. Pero no prima la razón. Y los pobres son el hilo más fino, o el eslabón más flojo. ¡Por favor! ¡Desanden todos los caminos necesarios para que prime la paz! ¡Anulen o suspendan las medidas que parecen llevarnos a un callejón sin salida! No "perderán" al hacerlo más que lo mucho que ya hemos perdido. Por este camino pareciera que vamos a un nuevo conflicto entre argentinos. Uno más de los tantos de nuestra historia. Y todavía estamos a tiempo de frenarlo, aunque cada vez pareciera que el auto se acelera más y el barranco está más cerca. Y la "grandeza" no estará en haber ganado sino en haber frenado a tiempo la locura de la sin-razón. ¿Qué hay cosas innegociables? ¡Sin duda! La democracia no se negocia, aunque deba mejorar; y si hay amagos golpistas, desestabilizadores, o intentos de deslegitimar o manejar un gobierno legítimo, debería denunciarse claramente y enfrentarlo con todo el peso de la ley y la justicia. Pero fuera de esto, y mirando el conflicto:

El gobierno cree que las retenciones son justas, que son un modo de distribuir la riqueza, de frenar el desenfreno de los precios de las commodities, pues que presente el tema a la sociedad, explique las medidas, muestre su sentido y justicia, para que al aplicarlas después podamos entender y apoyar lo razonable.

El campo cree que las retenciones son confiscatorias, que son un impuesto, que se perjudica a los más pequeños, pues –con rutas despejadas- presente el tema, expliquen, y muestren su justicia para que se pueda apoyar lo razonable.

La oposición cree que el gobierno es autoritario, que no escucha al Congreso, pues presenten, muestren, expliquen para que se conozca su propuesta y podamos elegir.

Pero en estos momentos, en los que también aparece lo mejor de tantos, suele aparecer lo peor de muchos que buscan sacar su propio rédito. Si el gobierno hizo cosas ilegales, si Cristina es autoritaria, si no tiene una política para esto o lo otro, si hay corrupción, y que fulano eso o lo otro, si no tiene sentido el "tren bala", no es el tema en cuestión; y hay medios para enfrentarlo, como lo es una Corte Suprema de Justicia que todos coinciden en reconocer independiente. Si el campo tienen un altísimo empleo en "negro", si evade impuestos, si fue golpista, si andan todos en 4x4, no es el tema en cuestión; y hay medios para enfrentarlo, también con la justicia. Si la oposición está buscando posicionarse ya que pareciera no existir y no ser aceptada en las elecciones, no es el tema en cuestión; hay medios para enfrentarlo, en futuros comicios.

Todo eso se puede debatir en otro momento, todo eso no deja de ser importante. Pero en estos momentos no hacen falta fósforos, sino aire; no halcones, sino paz.

Sé que no soy nadie importante, y no represento a nadie. Soy simplemente un ciudadano, un cura que quiere dejar su vida del lado de los pobres. Pero como tal, escribo con el derecho de reclamar paz, de reclamar justicia, que a nadie debe faltar el pan y la leche, la dignidad y el trabajo. Y sé que el día de mañana, reconoceré no a quienes tengan buenos y razonables discursos, sino a quienes hayan dado un paso decisivo en la construcción de la paz y la armonía entre todos. Es la urgencia de nuestro tiempo.

Pbro. Eduardo de la Serna



Eduardo es un amigo de Quilmes, profesor, biblista, hincha de Boca y miembro de los Curas en la opción por los más pobres.
Gracias por tu lúcido y valorado aporte.
Diego sdb


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