
El fin de semana pasado, con los textos bíblicos, fui descubriendo esto del camino del perdón. Toda la semana me quedó resonando. El diálogo, enfrentar el rostro de quien peca contra mí, de resolver las ataduras entre nosotr@s haciendo de eso mediación de Dios. Cada vez que reconozco al Dios de Jesús, descubro otros caminos en mi vida. Otro modo de relacionarme, otra manera de hacerme cargo de mí y de mis vínculos. ¡Qué sociedad! ¡Qué comunidades podríamos construir si quisiésemos vivir así! Lo pienso, lo escribo, lo charlo.
En el estudio sigo profundizando en estos temas. Estudiando la pre y la adolescencia desde la psicología evolutiva sigo nutriendo mi pasión. En la investigación estamos buscando información sobre adolescentes de 16 a 20 que viven en contextos de pobreza y riesgo social y que tienen comportamientos suicidas. Y nos preguntamos: ¿hay rasgos comunes en las familias que podamos identificar y así intervenir desde ahí? También estuvimos, junto a Mariano, preparando el encuentro de Salesianidad Exploradoril de este próximo fin de semana en Tandil. Son 25 jóvenes que entusiasmad@s nos entusiasman.
Ayer tuve una muy linda conversación con un muchacho. Empezó difícil porque él estaba enojado con una situación. Son de esas realidades que se complican por los dimes y diretes, gran desafío de la comunicación en donde se juega toda nuestra subjetividad, todos nuestros esquemas anteriores de vínculos y de relaciones. Se pone en discusión el modo de tratarnos, cómo encaramos los problemas y qué significan para nosotros los conflictos. Mientras él me hablaba pensaba en el evangelio del domingo pasado y en el próximo. Y pedía palabras de vida al Espíritu para poder entrar en el corazón y desentrañar cuál era el real problema. Porque saben que soy entre colérico y sanguíneo y que si equivoco el diagnóstico puedo hacer desastres. Y que suelo ser incisivo en las palabras. Por eso, cuando estoy en una situación así, junto a comunicarme de inconsciente a inconsciente, con la atención flotante y dejando fluir la intuición, es el Espíritu quien me inspira. Y siempre sale bien. Si es Él, sale bien. Lo cuento para que demos gracias junt@s por el regalo de Su presencia.
También ayer pude comunicarme con Louis, salesiano haitiano compañero de docencia en los cursos en Quito. Le conté que rezamos con l@s jóvenes por la situación en Haití y Cuba. Por tantas y tantos hermanos y hermanas nuestr@s que sufren no sólo las inclemencias del tiempo, sino los injustos repartos, las talas indiscriminadas de árboles para subsistir y así destruir el planeta para la avaricia de pocos y la muerte de multitudes.
¿Cuántas veces tendré que perdonar? Siempre. Sin contar. ¡Qué desafío! Perdonar de corazón. Con corazón oratoriano que vuelve a empezar SIEMPRE. Toda una apuesta para una vida plena, una vida abundante.
Hasta la próxima.
Abrazo continental.
Diego
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